El 23 de mayo de 2020, al final de la cuarentena, mi vida cambió aún más de lo que ya había cambiado. Estaba teletrabajando y hubo un momento en que no me encontraba bien. Le dije a mi jefe que me iba a acostar por un momento. Cuando me desperté, después de unos 20 minutos, ya no podía andar. Ahí comenzó mi odisea para entender lo que me estaba pasando, todos los síntomas neurológicos: pérdida de memoria, fatiga, pérdida de la conciencia en cualquier momento, etc. Hubo un gran abandono a nivel médico. Cuando todas las pruebas salieron positivas me dijeron que tenía ”algo funcional”, precisamente en una época en que yo era muy poco funcional y pensaba que solo necesitaba esperar en casa y que, en algunos días o, quizás, meses los síntomas pasarían.
Es importante saber que el ‘Trastorno Neurológico Funcional’ puede remitir, no obstante hay que comenzar con rehabilitación física y neurológica cuanto antes. Durante muchos meses no sabía lo que tenía, ya que Algo funcional no era un diagnóstico completo ni oficial y cada vez tenía más síntomas y más síntomas hasta casi ya no querer ni poder salir de casa. Hasta que una amiga médica encontró el diagnóstico y, a partir de ahí, pudo crear un plan para mi. Encontré la Cooperativa de Salud Cos en Barcelona y empecé un tratamiento con ellas. Por otro lado, siendo artista y literalmente adicta a la creación y al movimiento intentaba encontrar formas de crear y moverme a pesar que aquello me causaba brotes y un malestar tremendo.
Así, sin saberlo, estaba trabajando la neuroplasticidad y estaba haciendo mi propia neurorehabilitación y rehabilitación física. La primera pieza que creé fue durante el primer medio año, cuando aún no tenía el diagnóstico, sin saberlo ya había comenzado a crear el monólogo ” Algo funcional.”
En 2022 fui invitada a Han international, unas jornadas internacionales de la Universidad de Ciencias aplicadas HAN en Nijmegen, y ahí presenté el embrión de “Algo funcional”, en 2023 presenté la segunda versión y en 2024, la tercera.
El feedback del público fue todas las veces muy positivo; Dos profesoras de la Universidad de Birmingham se dieron cuenta de sus propios prejuicios hacia las personas con condiciones crónicas, especialmente relacionadas con la discapacidad dinámica e invisible, y dijeron que iban integrar en sus cursos información aprendida de la obra. Una chica, que era hija de una madre con una condición crónica, dijo que finalmente entendía a su madre y me dio las gracias. Un chico ciego se puso a llorar, ya que podía identificarse con la lucha diaria del personaje. Una chica con una condición crónica no diagnosticada desde hace nueve años me dio las gracias , ya que se sentía menos sola. Todo este feedback fue para mí una señal de que tenía que seguir por este camino y desarrollar este monólogo .